Al célebre olmo seco
que cantara el buen Machado
comparo yo este chopo,
por mano amiga derrotado.
Aquél por rayo de muerte herido,
éste por hacha humana castrado,
pues llegando el otoño,
el vuelo de sus hojas rubias
a alguien importunaba.
Sólo un tajo, certero,
en su yugular inerme
al sueño eterno le arrastraba.
Testigo impávido,
erguida osamenta sin savia,
ignoro si puedes sentir
paseos, risas y llantos,
y rumores de viento y agua.
Agraciado fuiste, compañero,
pues no te abatieron
para obrar de tus tripas ataúdes.
Inerte, sí,
mas aún sostienes con bravura
—de tu verde velamen despojado—
tu viejo mástil
y sus vergas encrespadas,
pa que a velarte vengan
gorriones y zorzales.
Bailan, pajareros, sobre ti,
con delicado mimo, no fuera
que al brincar dañaran
tu extravagante calavera.
Yo, un forastero,
con honores te invisto
de la laguna vigía.
Tú aguanta derechito,
que yo te daré pa beber
mi cante por bulerías.
José Urbano Priego © 2011
5 comentarios:
Qué bonito!! dentro de este mundo que vivimos tan cruel, agresivo, inmoral e inconmovible, da gusto leer tus poemas, es la frescura y la quietud.
Gracias amigo por estos momentos.
Un abrazo apretado.
Ya ves que no te pierdo de vista, amigo. Compruebo que no sólo nos une el tema morisco sino este vicio de los versos también. Estoy seguro que hay más cosas pero ya nos iremos encontrando por los espacios siderales. Surcribo tu canto al chopo muerto. Un abrazo
Hoy se ha derrumbado el chopo de mi patio. Ya estaba con un pie en la otra vida desde hacía un año medio, cuando el hacha lo privó de su sabia centenaria. Esta mañana lluviosa el pobre se ha derrotado. Ha sido suficiente un golpe de viento puntual, especial para su agonía. Yo lo he visto caer, fue emocionante. Su tronco y ramaje me darán calor este invierno.
Amigo Antonio: Te agradezco de corazón tus sabias palabras, y tu consideración. Esta mañana se ha derrumbado solito el chopo, ante mis ojos. ¡Ay la vida...! Un abrazo.
Precioso!
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