Aquí me tienes,
amada luz del día,
como un niño viejo,
ansioso, gozoso,
por si acaso vienes.
Algunos días te
tardas,
o, sin más, no llegas.
El desaliento entonces
se acomoda,
en nuestra dichosa
ágora
y en mi alma.
Conozco la dificultad,
no soy un inconsciente,
pero, dime, ¿qué hago?
si ya preciso tu luz
en todos mis días.
Encuéntrame, te suplico.
Discúlpame, mi amor.
tu linda presencia,
tu voz.
José Urbano © 2011
4 comentarios:
Precioso poema! Qué afortunada la aludida! Quién será...?
De momento, permíteme q me reserve el nombre de la inspiradora. Quizás algún día lo desvele. Aunque ella, si lo leyera, se reconocería con claridad (creo yo...) Muchas gracias, amig@. Saludos.
¡Qué delicia! ¡Qué requiebro de gozo, de día
mensajero de luz y de amor
por amor tanto y tanto.
Muy bonito poema.
Felicidades
Querida Pilar: Agradezco de corazón tus preciosas palabras q motivan mi ánimo. Te mando un abrazo desde el Valle de Lecrín.
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