Cuando recuerdo tus ojos
añoro aquellos días,
lúcidos, vivos de poesía.
Cuando recuerdo tus
manos,
largas y gráciles,
la sangre bullente me
trepa
de los pies a la garganta
en catalana danza,
andaluza y mora.
Cuando recuerdo tu talle,
fino y sinuoso,
enhiesta palmera
de tez melada,
que abraza la brisa
almizclada
por las vides aledañas,
se me agolpa en el
costado
esta pena de once siglos,
el mudo clamor del olvido.
José Urbano © 2016