Ya
no iré a Nueva York
como
mis poetas,
como
Federico,
como
Juan Ramón.
Ya
no veré sus avenidas
largas
como agonías,
ni
sus negros
ni
sus abubillas.
No
me esperes
con
tu media mueca;
concita,
De Niro,
a la multitud que vomita.
Tampoco,
ay, iré a La Meca.
Meca
de los desheredados,
meca
de los sultanes,
lugar
del sueño.
Donde
brotó la fuente,
donde
nació el profeta;
del peregrino, meca,
meca
de los saberes.
No
me esperes,
vil tiranía;
vomita,
Saud,
la multitud que dormita.
José Urbano © 2013
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