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13 junio 2013

Cada poeta, su sangre

De insigne pluma
me llegan versos frescos
que hablan de polvos,
taxis y borracheras;
de copas rotas,
de noches, de celos,
de egos baratos,
de vacíos, de derrotas…

Ay, maestro,
alabo su gusto,
admiro su arte,
me quito el sombrero.
Pero servidor
creció despacito
entre olivos viejos
y viejos versados
sorbiendo a sorbitos
las voces cordobesas:
Góngora don Luis
(Ovidio Nasón mal narigado)
y el mago Juan de Mena.
Y entrambos, Garcilaso,
príncipe de los poetas,
y su visir Herrera.

Cada tiempo, su aire;
cada aire, su anhelo;
cada anhelo, su estilo.
Cada poeta, su sangre.
José Urbano © 2013


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