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03 marzo 2010

A la tierra del respeto


Sácame de aquí, hija mía.
No soporto la mezquindad,
y la grosería me enferma.
Intrascendentes y falsos.
Ignorantes pero soberbios.
Frívolos pero jueces ligeros.
Cual buitres siempre al acecho.
Sólo les mueve la materia.
¡Especuladores!
Insolentes ruidosos.
Cobardes con veneno de víbora,
que confunden al humilde con el débil.
Llévame, hija mía,
a la tierra del respeto.
Donde las personas valen lo que son.
Donde es un tesoro una gota de rocío.
Donde halle miradas limpias.
Quiero abrazar el almendro,
beber del arroyo que fluye,
libar la flor del cerezo.
Si te ven alguna gracia
te envidian en silencio.
¡Pero ay si observan tu falta!
La propagarán con sutil malicia.
¡Uno entre cuarenta!
¿Qué proporción es ésa?
Ese uno sí me conmueve.
Los corazones, sin duda, se reconocen,
para llorar, o reír, juntos.
Protégete, modesto hermano.
Cuídate de la incuria que nos asedia.
No consientas que te adocenen.
Llévame, hija mía,
a la tierra del respeto.
¡No, ya basta!
Me niego a representar ese burdo teatro.
Déjenme solo para lamerme las heridas.
Permítanme olvidar los desengaños.
Sólo quiero vivir con la dignidad pretendida.
Y si no, apagarme, poco a poco, con gallardía.
© José Urbano Priego

1 comentario:

Anónimo dijo...

" No,no te apagues con gallardía,
luce, con gallardía tu llama,
la miel que has libado de la flor del cerezo,
de la vida limpia
que brota del manantial puro.

No, no te oxides
en las aristas del presente
con las lágrimas del pasado,
respíra,oxigénate la esperanza,
que tu quietud y porte,
sea el faro ante tormentas
en tiempos convulsos.

Bebe,abraza,saborea la vida
respira,sonríe,descansa,apóyate en el rellano de la amistad,
crea,llora,estremécete,crece,acurrúcate en tu luz con voz propia,
despierta,sueña,avanza,desde tu lucha,
vive,sobretodo vive desde tu paz."
enero 2011